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Comedor y lámpara El comedor perfecto no está completo sin una lámpara que cuelgue centrada del techo, iluminando y realzando todos los detalles de la mesa. Para mesas cuadradas o rectangulares de hasta seis puestos será suficiente una sola lámpara. A partir de ocho puestos se aconseja colocar más de una luminaria o una con varios brazos o bombillas. El diámetro de la lámpara debe ser alrededor de 30 centímetros menor que el ancho de la mesa para que los comensales no se golpeen la cabeza al momento de levantarse del asiento. La parte inferior de la lámpara debe quedar a una distancia de 70 a 90 centímetros sobre de la mesa y si la lámpara refleja la luz hacia abajo es preferible optar por las que vienen con un difusor para impedir que los comensales vean la bombilla. Sillón y mesa de centro Esta pareja suele ser la protagonista de la sala y su función está claramente definida. El estilo no necesariamente debe ser el mismo para ambos; el contraste también es válido dependiendo de la atmósfera que se quiera crear. El dialogo perfecto entre estos dos objetos se logra cuando la longitud de la mesa de centro es igual o mayor a la de la mitad del sofá. En cuanto a la separación, es recomendable que haya entre 40 y 50 centímetros de distancia entre ambos para que se pueda pasar por el medio. La mesa debe tener poca altura, lo ideal es que sea igual a la del asiento del sofá o incluso algo menor ya que si la mesa es muy alta obstaculizará la visión. Cama y mesa de noche Si bien la cama es siempre la pieza más importante en cualquier dormitorio, la habitación no está completa sin la mesita de noche, al menos de un lado. Lo más común es tener dos mesas iguales a ambos lados de la cama haciendo juego, pero esto no es una regla inviolable. Cada vez es más frecuente ver cómo se combinan con total éxito mesas de distinto estilo al de la cama o incluso disparejas entre sí, dándole un toque distintivo y acogedor a la habitación. Para que esta pareja trabaje como un conjunto, la mesa de noche siempre debe tener aproximadamente la misma altura que el colchón y en cuanto a la profundidad, es mejor que no exceda los 60 centímetros, ya que dificultaría entrar y salir de la cama. Lavamos y espejo Es prácticamente inconcebible la presencia de un lavamos sin su respectivo espejo. Este no solo tiene la capacidad de ampliar el espacio y aumentar la luminosidad del baño, también es necesario para acicalarnos y reflejar nuestra vanidad. La armonía de este dúo se logra evaluando el tamaño del lavamanos para determinar qué dimensión y forma de espejo lo complementa. Las formas comunes incluyen rectangulares y ovalados, así como también redondos o cuadrados. Los espejos pueden adquirirse con o sin marco, con luces insertadas, gabinetes e incluso de pared a pared. Lo ideal es que este se encuentre a una altura donde una persona de estatura media pueda ver reflejado su rostro y parte de su torso, y a una distancia adecuada del lavamanos para que no interfiera con la grifería y evitar las salpicaduras. |
martes, 28 de mayo de 2013
La pareja perfecta en el diseño interior, lha
La pareja perfecta
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